Hace un año, tres meses y
catorce días;
Cuando esta historia
comenzó,
Era un Ángel que el cielo
surcaba;
Cuando de una mortal me
enamoré.
Hoy ando en busca de mis
alas;
No recuerdo en dónde les
dejé,
Por una hermosa mortal amada;
En algún rincón las
abandoné.
¿Las habré dejado en algún
balcón?
¿En la habitación del
departamento?
¿O entre las bellas
estrellas vigilantes?
De nuestros adorables
sexuales momentos.
La verdad no lo sé, no las
encuentro;
¿En qué lugar dejé mis
grandes alas?
Pues este ser que aquí ven,
no soy yo;
Perdido entre mortales, no
me encuentro.
Por una mortal con figura
de diosa;
Un Dios y un Ángel yo dejé
de ser,
¡Qué belleza de mujer hecha
diosa!
Ella cautivo en mí todo mi
frío ser.
Hoy necesito abandonar la
tierra;
Yo ya no quiero sentirme
mortal,
Que es tan dura esta amarga
pena;
Y sin ella ya no quiero ser
mortal.
Todos me aconsejan que
olvide mis alas;
Que busque a mi adorada
dulce mortal,
Si supieran que hoy es
demasiado tarde;
Que ella a mis brazos ya
jamás volverá.
Si supieran que yo fui
quien tuvo la culpa;
Por no confesar mis
sentimientos a tiempo;
Que en mi corazón ya
albergaba esa idea,
De llevarla conmigo ante mi
dios y el altar.
Pensar que alguien profane
sus alas;
Me amarga el vientre y la
vida entera,
Por favor necesito pronto
mis alas;
A buscarlas ¿Quién me puede
ayudar?
Tengo mucho miedo de irme a
dormir;
Porque soñaré que tengo mis
alas,
Pero muy amargo será el
despertar;
De esos sueños que no
quieres terminar.
Díganle a mis alas que
vuelvan;
Que me siento solo y muy perdido,
Que me siento triste y muy
vacío;
Ya no quiero seguir en este
lugar.
Ya no quiero seguir aquí en
la tierra;
Ya no quiero seguir siendo
un mortal,
Yo quiero ser nuevamente un
Ángel;
Como antes de conocerla en
el barandal.
Soy aquel Dios que perdió
su reino;
Soy el Ángel que abandonó
sus alas,
Por la divinidad de una
dulce Dama;
Que sin alas ella me enseñó
a volar.
(SLFL)
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