EL PRÍNCIPE DE LAS RANAS
Qué irónica y controvertida
la sociedad;
Entre esos feministas y
machistas errados,
Culpándose mutuamente de
ser malvados;
Cuando sus corazones están
contaminados.
Pues mientras las princesas
besan sapos;
Los príncipes sólo bellas
ranas besamos,
¿Por qué las princesas aman
a los sapos?
¿Por qué los príncipes son
marginados?
Ante tal incongruencia del
amor y la vida;
Aquéllos que fueron
príncipes algún día,
En sapos se convirtieron
tras mil heridas;
Que enclaustraron su
corazón en abadías.
Pues hasta el hombre
honesto y tímido;
Ante la traición se vuelve
el más temido,
Amor, por eso hoy yo soy
tan precavido;
Pues le tengo miedo a un
amor fingido.
Cuanta equivocación tuvo
Sor Juana;
Es que ella nunca conoció a
mis ranas,
Yo que entrego el corazón a
mis damas;
Tan sólo sangre de mi
corazón emana.
Es amarga su frialdad
cuando me dejan;
Tan dolorosa al corazón su
indiferencia,
Solo dicen un –“Perdóname”–
y se alejan;
Como si en mí sintiera
alguna diferencia.
Aquél que nos abandona su
dolor es fino;
Sólo el abandonado se siente
envenenado,
Hoy tonto es sinónimo de
fiel del destino;
Y el sinónimo de infiel ha
sido glorificado.
No me importan las lágrimas
que derrame;
Ante la traición no quiero
quedar abatido,
No me importa a cuantas
ranas besé y amé;
Quiero amar a una mujer con
cada latido.
Y si ustedes me encontraran
allí llorando;
Por favor no se burlen de
estas lágrimas,
Es probable que por una
rana esté penando;
Y mi corazón atravesado por
las esgrimas.
Y si algún extraño a
preguntarles llegara;
¿Quién es aquél que les
llora a las damas?
Digan que yo soy el
príncipe de las ranas;
El que buscaba una princesa
que lo amara.
Pues solamente el príncipe
de las ranas;
Puede pronunciar un “te
amo” enamorado;
Sólo aquél que es príncipe
de las ranas;
Él puede entregar un
corazón encantado.
No me importa tener que
besar mil ranas;
Sé que encontraré a mi
princesa soñada,
Princesa más hermosa que
cualquier hada;
Y llegará a mí tan sólo
para ser mi amada.
Sin importar que la muerte
venga por mí;
Y renaciera entre las
galaxias más lejanas,
Recorreré mil astros y las
estrellas enanas;
Sin importar que bese
millones de ranas.
Dios, espero pronto
encontrar a mi amada;
No dejaré que mi corazón
sea envenenado,
Pues esa trasformación no
es de mi agrado;
En Rey Sapo podría terminar
transformado.
(ENRM)
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