Escribo poemas tan sólo en
tormentas;
Mas no en los tiempos de
somnolencia,
Pues perder mi tiempo
serían afrentas;
Es mejor devorar tu
majestuosa presencia.
Para qué describir al amor
en simple lienzo;
Si es más fino describirlo
en carne y hueso,
Hundiendo mi pluma en tu
entallado lienzo;
Y devorando tu poema en un
delicado beso.
Es mejor derramar la tinta
en tu inigualable ser;
Que arrojarla en papel o
cualquier pergamino,
Eres el poema más puro y
radiante hecho mujer;
Que mi divino Dios me ha
puesto en el camino.
Anhelo tanto tu torneada
estrofa devorar;
E inundarla con mi delicado
y más fino verbo,
A tus vocales y consonantes
quiero hacer delirar;
Cual si fuera yo, todo un
Amado Nervo.
Dulcinea, eres tú el poema
más exquisito;
Que a mi paladar le
encantaría devorar,
No perderé tiempo
dibujándote en escrito;
Pues mi corazón tan sólo te
quiere adorar.
Amor mío eres tú el poema
más hermoso;
De sabor y aroma tan fino e
inigualable,
Te entrego a ti este
corazón tan candoroso;
Pues soy devorador de
poemas implacable.
Devoraré cada uno de tus
húmedos sentimientos;
Haré poesías con mis dedos
en tu bello lienzo,
Hundiré mi pluma en tus
oscuros pensamientos;
Te haré poema desde el fin
hasta el comienzo.
Así pues, tú amada y
adorada diosa de mujer;
Cuyo lindo nombre en esta
estrofa ocultaré,
Eres el maravilloso poema
escrito en mi ser;
A ti mi tierna reina; este
corazón te entregaré.
¡Eres poema; ese poema de
mi ser!
¡Eres poema tan radiante
como ningún ser!
¡Eres poema majestuoso de
mujer!
¡Devorarte; es lo único que
deseo hacer!
MFL
Autor: Emilio Nahín Rojas Madero 04/Enero/2012
Copyright 2015
Disponible en Amazon.com
Disponible en Amazon.com